INGENIERÍA Y VALOR COMPARTIDO

La ingeniería juega un importante rol en la generación de valor agregado en cualquier economía del mundo y en particular en el caso del Perú, en que contamos con ingentes recursos naturales, pero también con inmensos problemas y brechas sociales. En tal sentido, la puesta en valor de los recursos naturales a través de la ejecución de múltiples proyectos de inversión debería contribuir no solo al crecimiento económico sino fundamentalmente al desarrollo sostenible de nuestra sociedad.

Lamentablemente la conflictividad social como evidencia de la desconfianza y rechazo de importantes sectores de la población ubicados en las áreas de influencia de muchos proyectos de inversión, no permite que la mayor parte de las capacidades potenciales de nuestros recursos se cristalicen y se pongan en valor.

Muchas políticas públicas y de ciertas empresas privadas han fracasado, sea manejando estrategias de las denominadas “licencia social” o “responsabilidad social empresarial”, en tanto su enfoque se basa en “medidas caritativas” o de “compra de la paz” o de gestiones divorciadas del “core business” de las empresas  y no en genuinos compromisos para contribuir al desarrollo integral de los territorios en los que se ubican muchos proyectos de inversión, que representan progreso para las regiones y para el país de manera integral. En este contexto, se debe revisar y replantear tanto el rol del Estado como de las empresas privadas y de la ingeniería nacional.

INGENIERÍA Y GENERACIÓN DE VALOR

La ingeniería tiene gran gravitación en la generación de valor agregado a través de los proyectos, construcción, operación y mantenimiento de infraestructura productiva, de conectividad y servicios públicos. Esto se debe a que la ingeniería permite materializar la gestión y la aplicación del conocimiento en las transformaciones materiales asociadas a la generación de valor agregado.

En la actualidad se reconoce que los factores principales para la generación de valor son: el capital, el trabajo y el conocimiento, con el evidente mayor peso del capital. Sin embargo, la base principal siempre ha residido en la actividad transformadora de la humanidad que ha ido evolucionando con el desarrollo histórico.

 

   

Al inicio de la historia, previa a la aparición del dinero como símbolo de confianza y medio facilitador para los intercambios de bienes y servicios, los únicos factores para la generación de valor eran el trabajo y el conocimiento, con mucho mayor peso del trabajo. La evolución de las formas de distribución del valor y la consiguiente acumulación y formación de capitales, ha conducido a los factores de producción y su influencia como los conocemos hoy en día.

Con el desarrollo cada vez más acelerado del conocimiento, la 4ta revolución industrial y la previsiblemente cercana 5ta revolución industrial, se avizora en el futuro un mucho mayor peso del conocimiento en la generación de valor agregado.

DISTRIBUCIÓN DEL VALOR

De acuerdo al historiador Yuval Noah, la historia comienza con las evidencias de la actividad cognitiva y vida colectiva de los Homo Sapiens (no desde cuando se conoció la escritura). En los inicios de la historia el valor agregado generado se distribuía para atender directamente las necesidades de los humanos entre los que desarrollaban el trabajo, los que detentaban los conocimientos primarios (sacerdotes, sabios, etc.) y los que detentaban poder sobre la colectividad. Con el desarrollo de las actividades agrícolas y los asentamientos humanos permanentes, la mayor parte del valor ganado progresivamente fue a parar a quienes detentaban el poder sobre la tierra.

 

 

Con el largo desarrollo histórico, la aparición del dinero que facilitó el proceso de acumulación de capital a partir del desarrollo de la agricultura y la explotación de diferentes recursos naturales, así como las revoluciones científica e industrial, se ha llegado a las formas asimétricas de distribución del valor generado, como las conocemos en la actualidad.

Existe una enorme asimetría en la distribución del valor ganado y los beneficios económicos de las actividades productivas, particularmente en los países con bajo nivel de desarrollo como el Perú. La mayor proporción va hacia quienes detentan el poder del capital y en menor proporción al trabajo, a las entidades que generan conocimiento y a la distribución social a través del gasto público con los impuestos recaudados. Asociado e ello se encuentra el Orden Económico Mundial en el que desde la culminación de la 2da guerra mundial (acuerdos de Bretton Woods) se estableció al dólar americano como referencia para el sistema monetario internacional, con una paridad de respaldo inicial de 35 USD por onza de oro, paridad que fue dejada sin efecto en 1971 pero manteniendo al dólar como referencia.

 

 

 

En el futuro, en que se espera un mayor peso del conocimiento en la generación de valor agregado, se avizoran muchas incertidumbres sobre como se producirá la distribución del valor ganado en la sociedad. Será muy importante quien ejercerá el poder sobra la generación del conocimiento y las entidades involucradas. Asimismo, será importante el Nuevo Orden Económico Mundial con el internet del dinero, el blockchain, las criptomonedas, etc.

 

 

 

VALOR COMPARTIDO

El valor compartido es una estrategia de desarrollo empresarial que ha sido propuesto por Michael Porter y difundido con el apoyo de Mark Kramer, ambos profesores de la Universidad de Harvard, con la que se fomenta articular los intereses empresariales con el desarrollo sostenible de una sociedad y contribuir al progreso social y la preservación del medio ambiente.

En las economías de mercado el éxito empresarial ha estado asociado primariamente a la maximización de beneficios económicos y utilidades con poca o ninguna conexión con objetos sociales y ambientales en el entorno en que se desarrolla el negocio. Esto explica en parte los ambientes de conflictividad social y rechazo a muchas inversiones productivas, lo que está perjudicando y retrasando el progreso de nuestro país. Las políticas empresariales de proyección social fueron inicialmente de tipo filantrópicas, asistencialistas y caritativas, a las que se añadieron ciertas medidas públicas de “consultas ciudadanas” sin mas objetivo que lograr el “visto bueno” de las poblaciones para que conozcan que los proyectos no los van a perjudicar y conocer si habrá algún tipo de trabajo para la población.

Posteriormente se han comenzado a implementar estrategias de Responsabilidad Social Corporativa RSC, las que representan un mayor nivel de compromiso para compartir valor con el entorno social a través de fundaciones, políticas de obras por impuestos en escuelas, hospitales, salubridad, obras viales, financiamiento de capacitación de pobladores, actividades comunales, etc. Sin embargo, en su mayoría son conducidas de manera completamente desarticulada de las actividades conducentes a generar beneficios empresariales y están limitadas por los presupuestos que fijan los accionistas. No obstante la aplicación de estas estrategias, la conflictividad social no cesa en los grandes proyectos de inversión, se evidencia que las poblaciones involucradas exigen beneficios económicos tangibles y el Estado se limita a la “búsqueda de la paz social” a través de mecanismos como las “mesas de diálogo”.

Las estrategias de valor compartido pretenden llevar a un nivel sustancialmente superior las estrategias de RSC y se basa en tres componentes principales:

  • Redefinición de los productos, servicios y mercados, para vincular las actividades empresariales directa o indirectamente a la atención de necesidades globales como son: salud, educación, seguridad alimentaria, vivienda, prevención ambiental, seguridad ante riesgos naturales, etc.
  • Nueva concepción de la productividad en la cadena de valor, para vincular el progreso social y la preservación ambiental a la productividad de la empresa, contribuyendo con las actividades empresariales primarias y secundarias a generar beneficios y mejores condiciones para proveedores, clientes y entorno social y ambiental; introduciendo nuevos criterios de competitividad tecnológica, económica y social.
  • Desarrollo de nichos locales (clústeres) en el entorno geográfico de la empresa, para fomentar la creación y articulación con instituciones, empresas y grupos sociales locales, para establecer relaciones estables con proveedores y fomentar la innovación y generación de conocimiento.

RETOS PARA LAS EMPRESAS PRIVADAS, EL ESTADO Y LA INGENIERÍA NACIONAL

En el Perú tenemos la gran contradicción de padecer de grandes problemas y brechas sociales para amplios sectores de la población y contar con ingentes recursos naturales que no están puestos en valor y que podrían contribuir al progreso y desarrollo integral de nuestro país.

Las empresas privadas tienen el gran reto de comprometer el progreso económico empresarial con el progreso sostenible del país, incorporando estrategias de valor compartido, lo que debería contribuir a la sostenibilidad de las actividades empresariales y contar con condiciones para un crecimiento y competitividad global. En tanto los enfoques tradicionales de maximizar la rentabilidad económica empresarial (máximos ingresos y mínimos costos), tienen límites tecnológicos que no permiten garantizar la sostenibilidad en el tiempo de las actividades de las empresas en un entorno social con problemas.

El Estado debe dejar de jugar el rol de espectador y de policía para controlar el desborde de los conflictos sociales. Al Estado le corresponde el rol de planificar el desarrollo territorial de las regiones donde se ubican los más importantes proyectos productivos, para lograr planes de desarrollo vinculantes que comprendan programas y proyectos para el desarrollo sostenible de los territorios, con financiamiento proveniente de los grandes proyectos productivos y manejados de manera eficiente y pulcra.

La ingeniería nacional tiene el reto de desarrollar su labor aplicando los principios de excelencia, compromiso y ética profesional en los proyectos, construcción, operación y mantenimiento de la infraestructura productiva y la que se encuentre comprendida en los planes de desarrollo territorial, en tanto los recursos económicos en el país no son abundantes y deben emplearse con mucha eficiencia