INGENIEROS VIEJOS Y VIEJOS INGENIEROS

Es habitual en la mayoría de los países del mundo que cuando un ingeniero empleado por una empresa privada o institución pública llega a una determinada edad (65, 70 ó 75 años) se procede a cerrar el vínculo laboral, como parte de una natural rotación o renovación social del mercado laboral y contribución a la disminución del déficit de empleo.

Sin embargo, en tanto la labor de los ingenieros es valiosa en cuanto represente un aporte de valor para los proyectos, construcción, operación y mantenimiento de infraestructura que las sociedades necesitan para su desarrollo, resultaría contradictorio que cuando más aporte potencial pueden brindar los ingenieros producto de los mayores conocimiento y experiencia ganados en sus años de ejercicio profesional, se prescinda de estos aportes en una especie de despilfarro social del conocimiento y experiencia acumulada.

De allí que los ingenieros viejos en edad o viejos ingenieros por la cantidad de años ejerciendo la profesión, no deberían ser considerados ni como “ingenieros en situación de retiro” ni como “ingenieros jubilados”, en tanto representan un gran potencial de aporte para el desarrollo de una sociedad. Lo que obviamente es diferente a que hayan pasado a la condición de empleados en situación de retiro o jubilados de una determinada empresa o institución empleadora, que no es la única forma en que los ingenieros pueden desenvolverse, particularmente en el Perú en que la mayor de los ingenieros de experiencia ejerce la profesión en forma independiente.

Al margen, del tipo de actividad y la modalidad de contratación como dependiente o independiente, el límite de la empleabilidad o contratación de un ingeniero como de cualquier trabajador, funcionario o contratista, debería estar dado por el balance entre el aporte de valor y la carga económica que representa la persona, tal como ocurre en sociedades con economías más desarrolladas como América del Norte.

CICLO DE VIDA DE LOS INGENIEROS

Los ingenieros, como cualquier persona, tienen un ciclo biológico de vida caracterizado por una gran dependencia de terceros para vivir en los primeros años y en los últimos años de existencia, en comparación con una relativa independencia en los años de adolescencia, juventud y adultez.

En el terreno económico y social los ingenieros de alguna forma tienen el privilegio de haber adquirido una formación profesional que les permite adaptarse a los sectores productivos de una sociedad, los cuales evolucionan constantemente con los cambios tecnológicos cada vez más acelerados.

En la figura adjunta que hemos elaborado con las apreciaciones y visiones del suscrito, mostramos tendencias promedio relativas y la comparación de la evolución del balance entre el costo social y el aporte potencial de valor de un ingeniero en el transcurso de su edad (eje X).

El costo social representa los costos de los programas sociales de los gobiernos (financiados por los contribuyentes) incluyendo principalmente educación y salud, así como los costos asumidos por las empresas empleadoras, lo que no solo representa los sueldos y beneficios sociales sino también los gastos generales necesarios por cada puesto de trabajo.

Los aportes potenciales de valor representan el valor ganado por las empresas empleadoras producto de la dedicación del ingeniero y adicionalmente los aportes a la sociedad por actividades profesionales independientes, colaterales familiares y de proyección a la colectividad.


 

 

Resulta ocioso lamentarse y solo queda describir la realidad de países con poco nivel de desarrollo, como el nuestro, en que se destina muy pocos fondos públicos a los sectores educación, salud y programas sociales, que no obstante atienden a los niños y adolescentes (incluidos los futuros ingenieros). Esto explica como algo natural que en los primeros años de existencia el costo social es mayor que el aporte potencial de valor de las personas.

Durante el inicio de la vida laboral y los procesos normales de aprendizaje, los aportes de valor de los ingenieros serán inferiores a los costos sociales, incluidos los incurridos por los contratantes. En promedio a partir de los 30años los beneficios y aporte de los ingenieros son mayores a los costos sociales y esta diferencia se incrementa normalmente hasta el fin del vínculo laboral con un determinado contratante.

Cabe destacar que en la realidad se presentan casos excepcionales tanto de ingenieros jóvenes brillantes que se adelantan en el balance de aportes/costos, como de ingenieros o funcionarios adultos decadentes que se adelantan en sentido inverso.

En el caso de los ingenieros mayores de edad que salieron del vínculo laboral como dependiente de alguna empresa contratante, los costos sociales son muy bajos, lo que comprende la atención social y pensiones de jubilación para las personas de la 3ra y 4ta edad que es muy deficiente (incluidos la mayor parte de los ingenieros que dejaron de laborar como dependiente). Sin embargo, el aporte potencial de valor que representan estos ingenieros es mayor al costo social y este aporte se materializa en tanto desarrolle una actividad profesional o empresarial independiente

INGENIERÍA Y ESPIRAL VIRTUOSA DEL CONOCIMIENTO

La ingeniería cumple un rol protagónico en el desarrollo del conocimiento para el progreso social de la humanidad. Las experiencias sistematizadas se convierten en ciencia, la ciencia aplicada se convierte en tecnología y la tecnología aplicada mediante la ingeniería se materializa en las transformaciones y generación de valor que la sociedad necesita para su progreso.

El desarrollo de la humanidad ha puesto en evidencia que cada vez tiene más peso la gestión del conocimiento en la generación de valor y los desarrollos científicos y tecnológicos se dan en forma más acelerada y en este desarrollo, la sistematización y valoración de las experiencias tienen una importancia insoslayable. Entre la revolución científica y la 1ra revolución industrial transcurrió 290 años, entre la 1ra y 2da revolución industrial 110 años, entre la 2da y 3ra 80 años y entre la 3ra y 4ta 15 años.

 

 

En el desarrollo de conocimiento para la generación de valor se debe producir una espiral virtuosa más que un círculo virtuoso, en el que la experiencia valorada y sistematizada debe jugar un importante rol. En cada nueva generación de científicos e ingenieros no se puede desperdiciar los aportes de las generaciones precedentes y pretender partir de cero, lo que es particularmente relevante en la industria de la construcción aplicada a obras de infraestructura y a las inversiones productivas, mineras, industriales energéticas y agropecuarias.

La cuarta revolución industrial está motivada por exigencias de lograr mayor productividad en requerimientos de mayor envergadura y complejidad, mayor dedicación a la seguridad y salud ocupacional de los trabajadores, mayor protección al medio ambiente y más cuidado a la salud pública en general ante la nueva realidad de fragilidad con las pandemias. Lo que se manifiesta en el empleo de mayor automatización, inteligencia artificial, robótica, electromovilidad, nube, internet de las cosas, etc. Tecnologías nuevas pero que requieren la referencia de las experiencias acumuladas y sistematizadas en cada realidad específica.

En la figura adjunta se muestra una visión de la espiral virtuosa del desarrollo del conocimiento aplicada a la importante industria de la construcción, en la que la experiencia acumulada y sistematizada de los ingenieros mayores debe jugar un importante rol.

 

ESPIRAL VIRTUOSA DEL CONOCIMIENTO EN LA INDUSTRIA DE LA CONSTRUCCIÓN

 

CONOCIMIENTOS, EXPERIENCIA, CRITERIO Y RESPONSABILIDAD PROFESIONAL

Las capacidades para aporte de valor de los ingenieros se basan en las competencias que logra reunir y ofrecer el profesional. Un aspecto básico lo constituye los conocimientos adquiridos mediante la capacitación, que es intensa en la fase preprofesional en las universidades y en buena parte de los ingenieros continúa en los primeros años de la actividad profesional, particularmente en lo concerniente a la aplicación de nuevas tecnologías.

La otra fuente de los conocimientos de los ingenieros lo constituye la experiencia ganada y acumulada durante los años de ejercicio de la profesión, valorando y sistematizando los errores y aciertos. El valor de la experiencia ganada con los años de ejercicio profesional es reconocido universalmente en los equipos de ingeniería y las líneas de carrera asociadas: ingeniero junior, intermedio, senior, líderes de disciplina, jefes de ingeniería, asesores y expertos.

En las propuestas de solución a problemas que deben recomendar los ingenieros también juega un papel importante el criterio profesional, que se basa en: los conocimientos, la experiencia y la convicción que en las propuestas se están incorporando medidas previsorias y precautorias para cubrir con suficiente margen de seguridad a situaciones adversas y riesgosas en las fases de construcción, operación y mantenimiento de las obras proyectadas.

Finalmente, se debe resaltar que las actividades desarrolladas por los ingenieros tienen una cuota muy alta de responsabilidad profesional, en tanto las consecuencias de una mala práctica, decisión o ejecución de parte de los ingenieros puede tener funestas consecuencias en la vida y salud de las personas, daño a infraestructuras de uso público o propiedades privadas. La labor de los ingenieros normalmente se desarrolla en equipo, sin embargo, la premisa debe ser: trabajo colectivo y responsabilidad individual. Las responsabilidades individuales alcanzan a todos los integrantes de un equipo, pero van escalando hacia los ingenieros de mayor experiencia y liderazgo.

En resumen, la experiencia ganada por los ingenieros en los años de ejercicio profesional constituye un valioso capital para la generación de valor en una sociedad, que es importante no sea desperdiciada.