MINERÍA Y DESARROLLO TERRITORIAL HACIA UN DEBATE EN SERIO
Ha sido una noticia muy destacada a nivel internacional y en el país, en el primer trimestre de 2019, que el Perú ha sido reconocido y valorado en forma creciente por su atractivo para las inversiones mineras, de esta manera ha sido destacado por las calificaciones y resultados de las prestigiosas encuestas Fraser. Sin embargo, desde hace relativamente corto tiempo se ha buscado introducir en el debate nacional el concepto que el desarrollo de la minería en el Perú debe estar precedido de un Ordenamiento Territorial, en el que se establezca los lugares donde se puede desarrollar actividades mineras y donde no. Asimismo, se ha adelantado el concepto que en las denominadas cabeceras de cuenca no debería realizarse actividades mineras y de otra parte que debería efectuarse consulta ciudadana en caso se trate de áreas donde se ubiquen comunidades campesinas.
Más allá de lo complejo y el tiempo que demande establecer los lugares y áreas prioritarias donde debería establecerse un ordenamiento del territorio, así como las áreas que estarían comprendidas en las denominadas cabeceras de cuenca, porque deberían sustentarse en estudios muy serios que establezcan una línea base geofísica, de biodiversidad, así como económica y social, no deberíamos perder de vista que los objetivos supremos deben estar en el desarrollo sostenible, orientado a lograr el bienestar humano de nuestros ciudadanos.
DESARROLLO Y ORDENAMIENTO TERRITORIAL
En la búsqueda del bienestar de los peruanos, el ordenamiento territorial es muy importante, pero no es un objetivo en sí mismo. Por el contrario, debe ser el desarrollo territorial el objetivo que oriente el accionar del gobierno nacional y los gobiernos regionales y locales, con el apoyo de la sociedad en su conjunto.
Cabe destacar que la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), define: “El desarrollo territorial se entiende como un proceso de construcción social del entorno, impulsado por la interacción entre las características geofísicas, las iniciativas individuales y colectivas de distintos actores y la operación de las fuerzas económicas, tecnológicas, sociopolíticas, culturales y ambientales en el territorio”.
A su vez el desarrollo territorial debe sustentarse en la planificación y el ordenamiento territorial, sin perder de vista que se trata de la construcción social del entorno, con el objetivo de buscar el bienestar humano. Asimismo, la planificación territorial debe comprender objetivos específicos de desarrollo y un conjunto de planes y programas; así como las prioridades y presupuestos correspondientes y fuentes de fondos claramente identificadas.
ROL DEL ESTADO Y LA MINERÍA
Al Estado y gobierno nacional, regional y local corresponde la planificación del desarrollo territorial y no a las empresas mineras que eventualmente puedan tener presencia en las regiones. Sin embargo, las operaciones mineras modernas que cuenten con gestión ambiental sostenible e importantes programas de responsabilidad social, son necesarias, en la medida que se constituyan en una de las principales fuente de fondos que el desarrollo territorial requiere.
No podemos perder de vista que el Perú no es solo un país con recursos mineros, es fundamentalmente un país minero en tanto explota estos recursos que son la principal actividad económica exportadora del país. Sin embargo, se trata de actividades que explota recursos agotables y puede proveer de importantes recursos económicos a las regiones donde estas actividades se realicen pero en un tiempo limitado.
HACIA UN FIDEICOMISO MINERO
Si bien algunas empresas mineras desarrollan programas de responsabilidad social e incluso algunas de ellas ejecutan obras por impuestos, el rol de la minería no puede remplazar el rol del Estado. La mejor manera de sumar esfuerzos es constituyendo Fideicomisos con aportes de las empresas mineras (tanto los obligados por el Canon como los anticipados u voluntarios) como otros aportes del Estado y terceros, y cuyo empleo profesional e independiente se realice estrictamente vinculado a los Planes de Desarrollo Territorial que sean aprobados con la participación de todos los actores involucrados en el territorio, para sostener el desarrollo incluso cuando ya no exista actividad minera.