La ingeniería juega un importante rol en la generación de valor agregado en cualquier economía del mundo y en particular en el caso del Perú, en que contamos con ingentes recursos naturales, pero también con inmensos problemas y brechas sociales. En tal sentido, la puesta en valor de los recursos naturales a través de la ejecución de múltiples proyectos de inversión debería contribuir no solo al crecimiento económico sino fundamentalmente al desarrollo sostenible de nuestra sociedad.
La ingeniería tiene grandes retos para el futuro, en consonancia con la disrupción tecnológica asociada a lo que se denomina la cuarta revolución industrial (Industria 4.0) y a las nuevas y grandes necesidades de la humanidad, con una población que supera los 7 mil millones de habitantes y las cada vez mayores evidencias del cambio climático y su impacto al medio ambiente.
Las edificaciones mineras, industriales, comerciales y residenciales están asociadas a impactos potenciales directos e indirectos al medio ambiente. Durante su construcción, ocupación, renovación, reutilización, demolición y cierre, las edificaciones cambian la configuración de los suelos, emplean agua, energía, materias primas y auxiliares, generan residuos y emisiones a la atmósfera.
El esfuerzo de ingeniería en el desarrollo de un proyecto no es completo sino se incluye la estimación del monto de inversión, también conocido como CAPEX (Capital Expenditure). Lamentablemente en muchos equipos de ingeniería esta actividad se deja exclusivamente para el final del servicio, con poco tiempo y/o limitados recursos, resultando en estimaciones de costos poco confiables.
El Perú y casi la totalidad de países latinoamericanos, en estos últimos tiempos no pueden dejar de tener como principal preocupación a los casos de corrupción y su tremendo efecto dañino en nuestras sociedades.